EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN
Mecanización emocional basada en el film La naranja mecánica
Cuando venimos al mundo, un proceso increíble comienza. Se trata de condicionar nuestra esencia natural al tipo de
entorno en el que nos encontramos.
Metafóricamente hablando, equivale a que nos dieran un calzado de talla 40 y un calzador para nuestro
encantador pie que es un 43. Probablemente nuestro pie, con el paso de los años, acabe magullado,
entumecido, dolorido y amargado.
¿ Le recuerda eso a las caras de la mayoría de la gente cuando va al trabajo por la mañana ?
Objetivamente hablando, en la sociedad actual, la mayoría de personas que la integramos y mantenemos lo
hacemos en gran medida a costa de renunciar a nosotros mismos. Nos resignamos a hacer tareas que nos
desagradan o a hacer lo que otros esperan de nosotros, porque necesitamos su aprobación para sentirnos
queridos o aceptados, al tiempo que cumplimos nuestro " deber " de tener un empleo estable y formar una
família.
Tal vez sea responsabilidad de cada uno descubrir para qué tiene talento y tratar de desarrollarlo con el objetivo
de valerse de ello para vivir, pero la mayoría de personas, sin embargo, no hacemos esto. Anteponemos ciertas
costumbres culturales, familiares, o necesidades que se han presentado repentinamente y a las que debemos
dar prioridad en muchos casos.
Viendolo de forma fría y honesta, el proceso de socialización se basa en que en ningún caso debemos
comportarnos abiertamente conforme a nuestras propias necesidades o deseos, sino que deben preocuparnos
más los pensamientos y aceptación ajenos.
Veamos algunas de las cualidades en las que se enfatiza para dar empleo:
" Esfuérzate, sé lo más en competencias proesionales del futuro! Competitivo! Consigue ser innovador y creativo, un as del trabajo en equipo, sabiendo liderar, ten inteligencia emocional, no titubees en hablar en público y dar grandes charlas,
¿ eres el machote de las redes sociales ? Tenemos trabajo para ti!! "
*cualidades extraídas del panfleto informativo RedgeneraciónAdecco, 2016
El miedo a no conseguir un empleo hace que nos sintamos obligados a desarrollar estas u otras capacidades, o
tener perfiles en toda clase de redes sociales para que las empresas o cualquier persona tenga acceso a toda
nuestra información personal, convirtiéndonos en productos a explotar sin reparar en ello.
Condicionamos nuestra actitud y talentos naturales para que se adapten a necesidades que se imponen
externamente. Esto nos inhibe para descubrir quien somos realmente y mirarnos a nosotros mismos, algo que
nadie nos anima a hacer.
Si decidimos dejar de ser nosotros mismos para complacer a otros, tomamos la decisión de que hacer felices a
los demás es más importante que ser realmente nosotros. Es una bonita forma de ser, pero nos costará
inevitablemente la tranquilidad de nuestro ser y nuestra salud.